Leyendas sobre Ruedas
Dorothy Elizabeth Levitt
5 enero 1882 – 17 mayo 1922
Categoría: Gente
Aunque hoy en día el conducir un automóvil nada tiene de especial, haríamos mal en pensar que la mujer en los inicios de la conducción, donde se consideraba un ámbito casi absolutamente masculino, nada tuvo que ver. Por ello hoy vamos a devolver un poquito a la vida a Dorothy Levitt, otra Reina sobre Ruedas, rindiéndole nuestro pequeño homenaje a una mujer valiente, que nos dejó valiosas aportaciones.
De nacionalidad inglesa, en 1902 la contratan como secretaria en Napier & Son, fabricante de automóviles y aeronaves, lo que hizo acrecentar su amor por el automóvil y la velocidad, siendo el mismo Napier quien la enseñó a conducir ante la insistencia de Dorothy.
Napier la envió a París a formarse en la conducción, lo que no solo le permitió viajar, sino también tener sus propias alumnas, nada más y nada menos que a la Reina Alejandra, a sus hijas y demás personas de la nobleza.
Comenzó así su carrera en los altos círculos británicos, donde se catapultó como estupenda conductora de automóviles y también demostró su valía en el mundo de las lanchas a motor.
Ama la velocidad… comienza la leyenda…
La chica más veloz del mundo
En 1905 y 1906 obtendrá sus más importantes logros. Establece un récord de distancia al hacer el recorrido más largo hecho por una mujer, va de Londres a Liverpool, ida y vuelta, en tan solo dos días, conduciendo un De Dion-Bouton.
En mayo gana otra carrera sin paradas en Escocia de nuevo con un De Dion.
En julio establece un récord de velocidad en la ciudad de Brighton, esta vez conduciendo un Napier de 80 CV, a una velocidad de 127,6 Km/h. Gana su categoría, todas las etapas del recorrido y el trofeo Autocar Challenge.
En 1906 rompe su propio récord en Blackpool alcanzando los 146,26 Km/h con un Napier de 100 hp siendo la primera mujer en lograr un récord mundial femenino, ganándose de esta manera el apodo de la chica más veloz del mundo.
Pero sus grandes logros no se van quedar aquí, debido a sus importantes conocimientos escribe artículos en periódicos sobre automovilismo deportivo y nos deja como legado un libro que hoy en día se sigue leyendo y publicando: The Woman and the Car (La mujer y el automóvil), destinado sobre todo a aquellas mujeres que no se atreven a conducir, por nerviosismo o porque piensan que es demasiado difícil.
Habla de las distintas marcas de coches del momento, recomendando el modelo De Dion de un solo cilindro, ideal para la mujer. Explica, desde la perspectiva de la mujer, cómo arrancar el vehículo, qué vestuario cómodo utilizar, un adecuado cambio de velocidad, hace referencia a algo tan importante como son los modales en la conducción, respeto por los peatones, etc. En definitiva, normas básicas de una buena circulación, sin olvidar unos mínimos conocimientos de mecánica, para saber solucionar cualquier situación que se nos pueda dar, siendo autónomas e independientes. ¡No me digáis que no es genial!
Recomendaba, entre otras cosas, el uso de un pequeño espejo para ver la parte posterior. Esta idea fue contemplada por sus contemporáneos como una idea superflua y acto de coquetería femenina, tuvieron aún que pasar diez años más para que los fabricantes de vehículos reconocieran la gran utilidad de esta innovación.
El primer auto que montó un espejo retrovisor está conservado en el Salón de la Fama del Museo de las 500 millas de Indianapolis.
Sin ninguna duda Dorothy Levitt fue una gran pionera que ha inspirado y abierto camino a muchas generaciones de mujeres, una auténtica Reina sobre Ruedas.
El primer coche del mundo en usar un espejo retrovisor y los primeros (coche y piloto) en ganar en las 500 Millas de Indianapolis, celebradas en 1911
Mónica Domínguez
Historiadora